No límites el reino de los cielos al paraíso después de la muerte: significaría perder el paraíso de hoy que Cristo te ha puesto a lado. El quiere regalarnos la felicidad desde ahora. Vigilamos en el camino como al hombre de la primera parabola de hoy porque podemos cruzarnos inesperadamente con nuestro tesoro. Buscamole con sabiduría como al hombre de la segunda parabola empleando todas nuestras capacidades, medios y riquezas para lograrlo. No seamos estrictos rechazando a alguien que no nos guste. Para realizar el reino a nuestro alrededor todos son necesarios. La selección la harán los ángeles a final de los tiempos. Nosotros estamos llamados sólo para pescar.
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